El profesor Carlos Roca nos enseña que siempre se puede aprender

Por el Prof. Carlos Roca –

Bueno, para que sea una historia de vida, debe tener un motivo. Yo fui docente durante casi 40 años trabajando en los tres turnos, motivo por el cual tenía mucha actividad. Pensando en que un día debía jubilarme comencé a idear hacer actividades para llenar mi tiempo, puesto que mis hijos grandes, se marcharon y quedé solo con mi mujer que todavía seguía trabajando. De esta forma empecé a ir a la pileta, gimnasio, yoga, teatro, coro y también a dictar un taller de Juegos Mentales en un centro de jubilados que depende de PAMI.

El problema se generaba cuando llegaba a mi casa porque no tenía nada para hacer y además no estaba acostumbrado a estar adentro sin hacer nada. Y fue así como un día me decidí por ir a la Escuela Municipal de oficios. Me ofrecieron varios, carpintería, orfebrería, telar, etc. Me interesó mucho telar y ahí comencé. Fue una tarea que me encantó realmente ya que cumplía con muchas expectativas, es recreativa, movediza, aunque no lo parezca, entretenida y por sobre todo muy creativa que es lo principal en los diseños de los artículos a confeccionar.

La actividad por lo general se hace desde marzo hasta noviembre. Después de ir un año a esa escuela, fui a particular con una profesora. Al ser menos alumnos ella se dedicaba mucho más. Aprendí mucho en dos años. Luego comencé en un club cercano de mi domicilio donde perfeccioné mis actividades con una excelente profesora y un grupo maravilloso, que además de hacer las tareas y ayudarnos en las mismas, salimos a festejar cumpleaños o aniversarios, por supuesto en tiempos normales que Dios quiera regresen.   

En el momento que comenzó la pandemia fue mi cable a tierra, puesto que tuve que estar mucho adentro y no había actividades extras. Fue el momento que más tejí, se surtieron de chales, ponchos, pie de cama, mantas, chalecos, etc…  toda la familia. Ahora tengo que seguir con los amigos para que no me tiren la bronca.

 Como ha quedado organizada mi vida por el momento. Voy a lo que se puede, pileta, gimnasio y yoga, tengo una pequeña granjita en la cual antes tenía gallinas, pollos, patos, codornices y conejos. Ahora por razones de costo me he quedado solo con gallinas y por la tardecita cuando ya baja la temperatura empiezo a tejer.

Hice un curso de dos años de guía de turismo local y a veces por hobby cuando vienen coros de otros lugares hago una guiada con ellos por las localidades serranas de esta zona, así que los espero cuando vengan por Olavarría a los lectores de esta columna y con gusto los guiare en un recorrido turístico.

Ya he hecho una historia de vida post jubilación, ahora les cuento como se trabaja en telar para que tengan una idea.

 Los elementos necesarios son Un Urdidor, navetas, balanza, peine de telar, sostenes y por supuesto el telar y la lana.  La lana puede comprarse en madejas, ovillos y/o conos.   La confección de la prenda tiene dos partes, el urdido y el tejido.  Para urdir, la lana esta en ovillos, se pasa por el urdidor donde obtenemos el tamaño del largo y la cantidad de hebras o sea el ancho, de la prenda a confeccionar. Estas dos medidas, largo y ancho se obtienen después de saber que queremos hacer y en qué tamaño, mediante unas cuentas propias del oficio.  Una vez urdida la lana se enhebra en el peine del telar y se sujeta en el telar. Posteriormente, se usa la lana para tejer que se coloca en navetas y se pasan las navetas en sentido transversal a la lana urdida. Así comienza la trama y de acuerdo a los modelos que se hagan será el trabajo posterior.  Agrego unas fotos con todos los elementos y parte del comienzo de un trabajo.  

Lo que me queda por decirles es que ni bien termine la pandemia comenzaré si Dios quiere carpintería, otro oficio que me interesó mucho.

Fotografías: Mónica Rollhaiser