El capuchino Iberá, un ave de apenas ocho gramos, originario y habitante de los pastizales del humedal correntino y cuya existencia se descubrió para la ciencia en el 2016, continuará en la mira de investigadores y guardaparques por lo menos hasta el 2030.
Es miembro del grupo de los capuchinos que son aves muy interesantes desde el punto de vista del estudio de los mecanismos de la evolución, comparables por ejemplo, a los pinzones de Darwin que habitan las islas Galápagos y que son un modelo para el estudio de estos procesos de formación de especies.