El arte del hiperrealismo, el legado del escultor Fernando Pugliese

El escultor fallecido recientemente que a través de sus obras le dio al público la posibilidad de tener experiencias hiperrealistas con personajes de la identidad argentina. Además de personajes emblemáticos de la cultura argentina, con su estudio Pugliese el artista realizó imponentes construcciones como parque temáticos, entre ellos Tierra Santa en Costanera Norte.

Las esculturas de Alberto Olmedo y Javier Portales en la esquina de Corrientes y Uruguay; la de Mafalda en San Telmo; las que comerciantes eligieron para sus locales y las que llegaron a tener la bendición del Papa Francisco, como la del Cura Brochero, quedarán para siempre en el imaginario artístico que legó Fernando Pugliese, el escultor fallecido recientemente que a través de sus obras le dio al público la posibilidad de tener experiencias hiperrealistas con personajes de la identidad argentina.

Una selfie con un ídolo popular a la salida del subte. Un reencuentro con la infancia al encontrarse con Mafalda en un banco de plaza sobre una esquina del casco histórico porteño. De pronto, un pesebre de dimensiones inimaginables sobre avenida de Mayo para celebrar la navidad. Ahora mismo, si no fuera por las restricciones para frenar los contagios, en la galería Azur la estatua de una artista de 104 años, Ides Kihlen, sorprende a los visitantes confundiendo la verdadera identidad de la pintora.

Realizadas en resina, arcilla y fibra de vidrio, las obras de Pugliese, el artista fallecido hace tres días al filo de cumplir sus 82 años -el 22 de mayo-, impactan por su hiperrealismo: desde Tato Bores con sus teléfonos y Minguito con escabadiente en boca, a Julio Cortazar, Diego Armando Maradona, René Favaloro, Rodrigo, la Mona Jiménez, Atahualpa Yupanqui, Mono Gatica o Sandro frente al Gran Rex, pasando también por íconos internacionales como Rocky Balboa, Nelson Mandela y Frank Sinatra.

Como el propio artista decía, la esencia de su trabajo está en “generar atracciones compulsivas” mediante la “reacción instantánea frente al impacto visual y emocional” que despiertan su obras, ya sea por su hiperrealismo, su significativo tamaño o el modo en que se presentan: insospechadas en el medio de una avenida, al interior de un comercio, ubicadas en una mesa simulando ser una persona de carne y hueso.

Además de personajes emblemáticos de la cultura argentina, con su estudio Pugliese el artista realizó imponentes construcciones como parque temáticos, entre ellos Tierra Santa en Costanera Norte -el primer parque religioso del mundo que se ve imponente desde la altura de un avión por sus cercanías al aeropuerto- y el del Cura Brochero en Traslasierra, en Córdoba. También ambientó pubs, restaurantes, realizó bustos de próceres, tanto en tamaño real como en figuras monumentales.

Admirador del Papa Francisco, trasladó tres obras al Vaticano para tener la bendición del pontífice máximo: una enorme estatua del Cura Brochero montado sobre su caballo; una imagen de la Virgen de Luján, de dos metros; y una Virgen Desatanudos. Y sus obras también se expusieron en la Catedral metropolitana a propósito de fechas emblemáticas.