Las 15 cartas de aliento que estudiantes secundarios de una pequeña ciudad francesa enviaron al personal del Hospital Posadas como trabajo práctico para su clase de español, imprevistamente se multiplicaron por mil al dar lugar a una campaña solidaria inédita en ese centro asistencial, destinada a la contención emocional tanto de trabajadores como de pacientes internados con coronavirus.
“Cartas virtuales”, se llama la iniciativa puesta en marcha por el Departamento de Salud Mental y la Dirección de Comunicación del Posadas, que se inspiró en la tarea asignada a sus alumnos por un profesor de secundaria francés a más de 11 mil kilómetros de distancia, en la ciudad educativa de Neufchâteau.
Es que al ver los efectos positivos que estas cartas escritas de puño y letra por los adolescentes tuvieron en el personal de Salud agobiado por la gestión de la pandemia y los temores de enfrentar una enfermedad casi desconocida, surgió la idea de invitar a la población en general a hacer lo mismo a través de una plataforma online donde además se puede leer parte de las cartas recibidas; con encabezado azul las destinadas a los trabajadores del hospital y en naranja las dirigidos a pacientes internados.
Y las cartas que se escriben desde un celular o una PC no llegan a través de una pantalla a sus destinatarios, sino por profesionales especializados en salud mental que se las leen al pie de la cama o en un alto en el trajín cotidiano.
“En una clase de español en Francia, eligieron una institución al azar entre países del mundo que hablan este idioma para enviarnos cartas a los trabajadores en tiempos de pandemia”, explicó a Télam la Licenciada en Psicomotricidad, actriz y directora del equipo de Arte y Salud del Departamento de Salud Mental del Hospital Posadas, Ana Laisa. “En general eran cartas muy empáticas que demostraban entender lo que estábamos pasando, y buscaban acompañarnos y agradecernos”, agregó la mujer de 51 años.
Esas esquelas firmadas con nombre y apellido fueron contestadas también de manera personalizada por profesionales de la institución, tras lo cual “a la dirección de comunicaciones se le ocurrió” que se podía incentivar a la comunidad a hacer lo mismo.
La idea era que toda persona que quisiera hacerle llegar un mensaje al personal o a los internados, lo pudiera hacer “de una manera más directa y presencial, salteando las barreras que impone la virtualidad”, donde la palabra “tiende a ramificarse y se despersonaliza”, contó Laisa.
Es que las cartas llegan a través de una plataforma virtual, “pero los trabajadores y pacientes las reciben con nuestra mediación corporal”; es decir, a través de la voz y la gestualidad de psicomotricistas, psicólogos y trabajadores sociales, que “vamos presencialmente a leerles”.
“No es lo mismo leer la carta en una pantalla, que las palabras lleguen a través de una persona que pone su voz, sus emociones, su mirada, su tono muscular”, agregó.
Laisa describió que en el equipo de Arte y Salud justamente “le damos una especial atención a esto de poner el cuerpo, que va más allá del orgánico” y que involucra al “cuerpo de las emociones” a través “herramientas del arte pero también de salud”.
“Pero la lectura de las cartas siempre termina siendo un disparador para liberar distintos estados emocionales vinculados al malestar que trae aparejado la pandemia; como miedo, incertidumbre o angustia que luego trabajamos en las terapias grupales”, dijo
“Y también aparece mucha gratitud porque podemos ver de manera tangible el acompañamiento y la comprensión de la población, con predominio de las palabas ‘héroe’, ‘agradecimiento’ y ‘fuerza'”, añadió.
Pero en “el espíritu” del proyecto también está “contrarrestar las agresiones” que se manifestaron sobre todo al inicio de la pandemia, por parte de personas que hostigaban a sus vecinos trabajadores de la salud o que habían contraído la enfermedad.
“En relación a los pacientes, se trabaja con los que están en posibilidad de escucha, aunque hemos tenido el caso de un paciente en estado inconsciente y con respirador que le leímos y se vio cierto movimiento ocular o un pequeño cabio en la frecuencia cardíaca”, contó.
Para Laisa, este canal de comunicación entre la población y la comunidad de trabajadores o pacientes “llegó para quedarse” porque “es una manera de estar más cerca” y de “personalizar” el ejercicio de la medicina, con una utilidad comunicacional pero “también terapéutica”.
Por su parte, el integrante del equipo de Comunicación del Posadas, Andrés Caracini, contó que la próxima semana los estudiantes del “Instituto Piere et Marie Curie” de Neufchâteau van a encontrarse por Zoom con el personal del Hospital que respondió individualmente a esas cartas que hoy adornan las paredes del aula, “para agradecerles” su respuesta.
Carancini recordó que “cuando me tocó exponer este proyecto” ante la comunidad hospitalaria en el aula magna de centro de salud, “recordé dos anécdotas” para reivindicar el valor de una carta, en una época en que “ya casi nadie las escribe”.
“Una fue la campaña de cartas solidarias para los soldados que hubo durante la Guerra de Malvinas que ponía el foco en la palabra ayuda, aunque quedó opacada con lo que pasó después”, dijo.
Y la otra fue una experiencia personal, cuando en 1987 Carancini estaba cumpliendo el servicio militar en Río Gallegos y su madre convocó a todos sus conocidos a que le escriban cartas para hacer más llevaderos sus días y morigerar la incomunicación que suponía esperar 12 horas para poder hablar el único día de la semana que tenían acceso a un teléfono.
“Me han llamado de otros hospitales para replicar las cartas virtuales y también de escuelas, como idea de proyecto pedagógico para trabajar con los estudiantes. Como ideas son muy buenas, veremos qué de todo esto se concreta”, concluyó.