El nombre de Manuel Belgrano esta directamente vinculado con la creación del Día de la Bandera, aunque el primer dato curioso es que la fundación se produjo un 27 de febrero. La fecha que luego se eligió para el día es en coincidencia con la muerte de Belgrano, ocurrida un 20 de junio de 1820.
El Día de la Bandera nació con un decreto que se instituyó el 8 de junio de 1938, a través de la ley 12.361, durante la gestión del Presidente Roberto M. Ortiz. Se transformó en el primer feriado en todo el territorio nacional.
El General Belgrano hizo el juramento de la bandera el 27 de febrero de 1812, cerca de Rosario, en una pequeña fortificación a orillas del Paraná, donde la izó por primera vez. Por esas cosas de la política, en ese momento el hecho no cayó bien en el Triunvirato, entonces se lo hicierno saber y le pidieron que la oculte. Sin embargo, un año después, en la localidad de Metán, Provincia de Salta, tras reunirse la Asamblea del año 1813, volvió a repetir la escena en el río Pasaje, que ahora tiene otro nombre y se llama Juramento. A esa bandera la llamó “Bandera del Ejército”.
Belgrano se inspiró en el escudo nacional para elegir los colores, lo hizo para diferenciar los ejércitos patriotas del de los españoles, a los que se combatía. Hasta ese momento las tropas utilizaban como insignias las banderas reales. Ese uso connotaba que aún no era clara la intención de ruptura, por eso la decisión de Belgrano fue un poco más significativa que un mero simbolismo.
En 1816, durante el Congreso de Tucumán, se institucionalizó la bandera con dos franjas celestes y una blanca en el medio. En principio se la utilizaba en ejércitos, buques y fortalezas. Más tarde, por pedido de Juan Martín Pueyrredón, se la designó como bandera oficial. Debía tener tres franjas, con la parte del medio con una medida que fuera el doble de tamaño que las otras para que, en caso de guerra, tuviera el dibujo de un sol. Mientras que el color de las otras dos debía ser más azul celeste, que celeste.
De puño y letra
Tal cual como se menciónó líneas más arriba de este artículo, al realizar la primera jura, Belgrano informó de sus acciones al Triunvirato. “Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé a hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional. Espero que sea de la aprobación de vuestra excelencia”. Bernardino Rivadavia, secretario de Guerra del Triunvirato, le contestó: “Haga pasar como un rasgo de entusiasmo el suceso de la bandera blanca y celeste enarbolada, ocultándola disimuladamente”. El General Belgrano respondió que se deshaceria de la bandera y no quedarían rastros de ella. Pero el creador tenía una meta, por lo que fue enarbolada nuevamente en septiembre de 1812 luego del triunfo en la batalla de Tucumán. Belgrano la llamó “Bandera del Ejército”.
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