La Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP entregará el Premio Rodolfo Walsh a la presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, por su compromiso incuestionable y auténtico, en defender y promover los derechos humanos, ser consecuente con la verdad y los valores democráticos.
La ceremonia que está prevista para las 17:00 horas, se llevará a cabo este viernes 4 de marzo en el auditorio de esa casa de estudios.
Por pedido de la Agrupación Rodolfo Walsh, que conduce el Centro de Estudiantes, el Consejo Directivo aprobó darle el galardón máximo de esta casa de estudios a Carlotto.
Durante el encuentro, también se firmará un convenio de colaboración mutua entre la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y la unidad académica.
Estela de Carlotto tuvo cuatro hijos: Laura Estela, Claudia Susana, Guido Miguel y Remo Gerardo. El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas usurparon el gobierno constitucional en la República Argentina por medio de un golpe de Estado. Desde ese momento, el régimen militar llevó adelante una política de terror donde “donde desaparecieron” 30 mil personas. Entre ellas estaba Laura, la primera hija de Estela, que fue secuestrada el 26 de noviembre de 1977.
Laura y su compañero estuvieron detenidos-desaparecidos en el centro clandestino de detención denominado “La Cacha”, de la ciudad de La Plata. El 2 de junio dio a luz a un niño al cual llamo como su padre, Guido. El 25 de agosto de 1978 Laura fue asesinada por el personal militar. Su cuerpo les fue entregado a sus padres. En ese sentido, la búsqueda de Abuelas restituyó la identidad de Guido y muchos nietos más.
Estela en 1978 ingresó al grupo de mujeres que como ella buscaban a sus detenidos desaparecidos teniendo como lugar de encuentro, entre otros, la Plaza de Mayo y como distintivo el pañuelo blanco. Ya formalmente constituida la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo desempeño el cargo de vicepresidenta y desde 1989 como Presidenta, tarea que ha permitido el encuentro de 130 nietas y nietos, que habían sido robados y apropiados por los genocidas.
A mediados de los años 80, las Abuelas impulsaron la creación de un banco para almacenar sus perfiles genéticos y garantizar la identificación de sus nietos. Las Abuelas siguen buscando a sus nietos, hoy adultos, pero también a sus bisnietos -que, como sus padres, ven violado su derecho a la identidad-, y con esta finalidad trabajan los equipos técnicos de la institución, además de crear las condiciones para que nunca más se repita tan terrible violación de los derechos de los niños y exigir castigo a todos los responsables de estos gravísimos delitos.