La economía atraviesa cada aspecto de la vida cotidiana, aunque muchas veces sus engranajes se muevan lejos de nuestra mirada. Entender sus conceptos —como el de un swap entre países— no es solo un ejercicio académico, sino una forma de comprender mejor el mundo que habitamos, cómo se toman decisiones que afectan los precios, el trabajo, el valor de nuestra moneda y, en definitiva, el pulso mismo de nuestra realidad.
En diálogo con el diario de la UCALP, el profesor de la facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Lic. Francisco Eggers, brindó una entrevista en la que detalló en qué consisten estos swaps entre países, cuáles son sus beneficios y riesgos, y qué implicancias tiene para nuestro país en el contexto financiero actual.
“Un swap es un intercambio de activos o de flujos financieros. Los swaps entre países son intercambios de monedas. Suele haber dos etapas: una primera, que funciona como ‘acuerdo marco’, en la cual se establecen las cláusulas del contrato; y una segunda, de activación, que es cuando realmente se pone a disposición la moneda del otro país”, señaló el economista.
En relación con la diferencia entre un swap y un préstamo, Eggers explicó que “un préstamo internacional suele ser a largo plazo y quienes los otorgan son los organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Los swaps, en cambio, se conciben entre países como acuerdos de corto plazo para atravesar una situación transitoria; finalizada esa situación, el swap se revierte”. Además, subrayó que “al depender de la voluntad de solo dos países, pueden ser de ejecución rápida”.

Consultado sobre los motivos que pueden llevar a dos países a realizar este tipo de operaciones, el especialista señaló que “en general, los swaps suelen activarse en momentos de convulsión cambiaria; y la intención suele ser proveer de liquidez. Dos ejemplos de activación masiva de swaps fueron la crisis financiera internacional de 2008 y la del COVID en 2020. En ambos casos, la mayor incertidumbre llevó a que aumentara la demanda de dólares, y Estados Unidos proveyó divisas a través de swaps, contribuyendo así a la calma cambiaria”.
En el caso de la asistencia financiera de Estados Unidos a México en la llamada “crisis del Tequila” (año 1994) sería una situación intermedia, ya que México tenía la capacidad de “contagiar” su crisis a otros países en situación externa frágil; y además tenía (y tiene) estrechos lazos con Estados Unidos.
Respecto a los beneficios y perjuicios que pueden conllevar estos acuerdos, Eggers diferenció entre los casos de crisis internacionales y las necesidades puntuales de un país: “En las crisis internacionales, los swaps ayudan al conjunto de países a normalizar los intercambios comerciales y los tipos de cambio, en beneficio de todas las partes. En los casos en que el swap tiene como objetivo proveer de liquidez a un país con problemas específicos, a este le sirve para mostrar una posición financiera internacional más sólida, mientras que al proveedor de divisas le permite afianzar vínculos, acrecentar su influencia política y sus exportaciones”.
“Los riesgos o desventajas dependen de las cláusulas específicas que se acuerden en cada swap, ya que pueden establecer condicionalidades en perjuicio de una de las partes. En teoría, podría ocurrir que un país que recibió moneda fuerte incumpla en devolverla, pero es poco probable”.
Sobre la frecuencia y activación el experto apuntó que “hay swaps que pueden permanecer vigentes sin ser activados, y se activan en situaciones de iliquidez. Por ejemplo, en el caso del swap entre el Banco Central de Argentina y el Banco de China, se activó un tramo en 2023 ante la caída de reservas internacionales, consecuencia de la severa sequía que afectó las exportaciones”.

En relación con el caso argentino, Eggers detalló: “Hay acuerdos de swaps que pueden permanecer como tales en forma permanente, sin ser activados. La activación se suele producir en situación de iliquidez, que implica la necesidad de la divisa (dólares). El swap con China implica una asistencia que le brinda ese país al nuestro con su moneda fuerte, lo que genera dependencia, fundamentalmente cuando está activado”.
El swap con China no es incompatible con el de Estados Unidos, a menos que este último país exija su terminación como condición”.
Finalmente, el economista reflexionó sobre el papel que cumplen estos acuerdos en la estabilidad económica y comentó que “buscan la estabilidad de las relaciones internacionales en el corto plazo. A mediano plazo, un país depende de su capacidad genuina de generar divisas, principalmente a través de exportaciones. En el caso de nuestro país, hoy experimenta una salida de divisas por un déficit en la cuenta corriente y por compras de dólares de particulares. En esas condiciones, el swap podría activarse para garantizar pagos”.