¿Lo que pasa con Milei puede responder al vacío de significantes?

Por Guillermo Cavia* –

La escena política está cada vez más próxima a su acto más importante, que será el domingo 22 de octubre, cuando la ciudadanía argentina deba votar para elegir la conducción de la presidencia por cuatro años.

En las anteriores PASO se dio un fenómeno que rebasó todas las ideas preliminares acerca de quiénes iban a llegar, de cuál o tal manera, a esa primera contienda que sin lugar a dudas se transformó en una encuesta real que es preparatoria para las elecciones de octubre.

Javier Milei fue el ganador de las PASO y el hecho sorprendió tanto, que incluso él, quedó impactado por el resultado de ese domingo 13 de agosto, donde entre las fuerzas, Milei se quedó con el 29,48% de los votos, Juntos por el Cambio reunió entre sus dos candidatos el 27,66%, Unión por la Patria tuvo el 26,95%, Hacemos por la Patria el 3,67% y Frente de Izquierda y Trabajadores – Unidad logró el 2,58%.

El vacío podría ser la ausencia de algo, pero es mucho más que eso. El concepto de vacío se entiende como un espacio que está en toda su intensidad absolutamente vaciado, incluso no tiene ni aire. Carece de volumen real porque no contiene algo que pueda medirse.

Los significantes por su parte están expresados por las palabra en sí misma, es decir, se trata de un conjunto de signos lingüísticos que usamos para poder comunicarnos con el resto de las personas y tener en cuenta que el significante es percibido a través de los sentidos. Por ejemplo si tomamos la palabra “montaña” la misma se transforma en el significante que apunta al significado, a la representación o imagen mental de lo que es una “montaña”. Entonces el significante es el que designa algo, mientras que su significado es lo designado.

¿Qué pasa con el significante cuando estamos ante el mismo vacío?

En Argentina hay una mirada directa al candidato libertario Javier Milei, está en la agenda y en la conversación diaria. Se dice que hay un voto silencioso hacia su figura y, mientras tanto, la oposición se ocupa de él, los empresarios tienen su mirada sobre él, en las calles se puede oír que hablan de él, los medios ocupan espacios acerca de él y quienes lo detestan, también están hablando de él.

Milei es un fenómeno que ha irrumpido en la escena política de Argentina. La explicación quizás radica en la idea de los imaginarios vacíos. Para ello Imaginemos que sobre una mesa hay distintos tubos de vidrio que representan el quehacer social, ciudadano, económico y político de Argentina. Cada uno de ellos tiene un rótulo, por ejemplo: “Bienestar” “Sueldos” “Ocupación Laboral” “Salud” “Educación” “Política” “Honestidad” “Valor de la moneda” “Realidad” “Justicia”, entre muchos otros. En este ejemplo cada uno de esos tubos debería estar completo, de esa forma el significante vacío entonces sería algo imposible.

Pero si esos tubos se vacían porque el contenido que tenían dejó de tener la esencia que lo caracterizaba, en el pensamiento colectivo de la sociedad, las miradas encontrarían algo que debería estar visible, pero que indefectiblemente no es posible ver, los significantes ya no están allí y lo que antes era, ahora carece de sentido.

En una sociedad la decisión de dar significación necesariamente debe estar ligada a la responsabilidad política. De allí deben surgir los conceptos verdaderos para mantener siempre completos los tubos que están sobre la mesa. Cuando esa responsabilidad política se encuentra ausente estamos ante la posibilidad de un fenómeno que surge de los significantes vacíos.

Ernesto Laclau ​ fue un filósofo, teórico político y escritor postmarxista argentino. Era profesor-investigador en la Universidad de Essex y Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires, presentó en un ensayo el argumento central acerca de los significantes vacíos. Se preguntaba: “¿Por qué los significantes vacíos son importantes para la política?” incluido en el libro que se llama “Emancipación”.

Javier Milei está ocupando los significantes vacíos. Ocupa cada tubo. Lo hace cuando un tema de inseguridad irrumpe en la opinión pública, ese vacío que observa la sociedad, lo completa Milei, aún sin hacer nada. Se da cuando la justicia resuelve que la estafa de un puntero del PJ con tarjetas de débito, que llegó a los 27 millones de pesos, solo en septiembre, no tiene una condena inmediata. Ocurre cuando una jubilación mínima está en un abismo ante lo que cobra una jubilación de privilegio en Argentina, donde incluso la actual vicepresidente cobra 124 jubilaciones mínimas todos los meses.

Los significantes se vacían cuando el sueldo de quienes trabajan se devalúan cada día. Cuando no hay gestos claros de un cambio y la sociedad observa que por ejemplo la mayoría de los gremialistas ocupan lugares de preponderancia en los gobiernos, viviendo en opulencia, lejos de la clase que dicen representar. Esos vacíos lo está ocupando Milei, sin haber demostrado algo, incluso sin combatir a su casta política propia, aún cuando dice que quiere terminar con la de los demás.

Los significantes se vacían cuando la sociedad siente que debe pagar por los demás y que la igualdad que tanto se pregona no es real. Cuando las cosas le pasa a diario mientras el resto vive en medio de los privilegios de tener custodia personal, viviendas en los mejores barrios, las heladeras repletas y viajes sin necesidad de preocuparse por si llegan o no a fin de mes.

Los significantes se vacían y cuando eso ocurre, se comienzan a completar con nuevas ideas, que pueden ser buenas o no, pero son otras. Alguien completa los vacíos. Ello permite comprender que las categorías políticas como muchas otras categorías de otros campos, no son estáticas y que muchas veces lo que no se ve se comienza a vislumbrar en otro lado. No es bueno dejar de ocupar los espacios para el bien de los demás, porque todo puede salir muy mal.

*guillermocavia@gmail.com

Fotografías: https://pixabay.com/