Leandro Cuomo: “Valorar lo simple de la vida”

Por Guillermo Cavia –

A los ocho años de edad Leandro Francisco Cuomo sabía cargar expedientes en el Instituto de Previsión Social de la Provincia de Buenos Aires, es porque su mamá Nely y su papá Osvaldo, trabajaban ahí. “Cuando hay niñez todo es un juego, manejaba los ingresos de expedientes como experto, era un sistema nuevo y yo sabía usarlo mejor que nadie”, recuerda con cariño.

El fútbol, la bicicleta, los juegos en el patio, fueron quedando atrás, pero no su pasión por la mecánica: “siempre me gustaron los fierros, es un entusiasmo de toda la vida. Soy además, un enamorado de las motos”, dice Leandro. Tiene dos, una Gilera SMX 400 y una Tekken 250. “Son parte de un cable a tierra necesario para la vida”, expresa, en tono reflexivo.

A veces la existencia tiene tantos caminos como el tiempo los haga posible. Una forma distinta de decir sus cosas, una manera que no permite lugar a las palabras, queda enredado en vacíos y silencios. Una especie de ruedo que acorta todo lo posible. En el año 2018, Leandro, perdió a su único hijo de 17 años, “una muerte súbita, Agustín iba caminando y de pronto ya no estaba más. Cuando uno pierde los padres, hay una palabra para eso: uno queda huérfano. Pero cuando uno pierde a un hijo, no hay palabra posible para expresarlo. Ese hecho no me movió la estantería, directamente me sacó el piso” dice Leandro, que a pesar de todo tiene ganas y fortaleza suficiente para seguir adelante.

“En la existencia hay que encontrar la forma de ser feliz a pesar de todo, pero lo más importante, valorar lo simple de la vida” afirma Leandro. Trabaja desde los 16 años, lo hizo al principio en talleres mecánicos, después también como repositor en un hipermercado. Cuando los talleres mecánicos cerraron por distintas circunstancias pensó que era el momento de hacer algo diferente, así que optó por un curso de electricista que completó sin inconvenientes. Sin saberlo con certezas se estaba preparando en algo que le gustaba. Un nuevo camino.

Hace seis años que trabaja como electricista en la Dirección Provincial de Aeronavegación Oficial y Planificación Aeroportuaria, además está como encargado en Servicios Generales: “hago de todo, trabajar siempre me gustó, así que un día puedo estar en un aeródromo colocando un balizamiento y al otro, subido a un tractor cortando el pasto”, lo dice Leandro, mientras afirma: “soy un agradecido de trabajar en un lugar así, estoy en blanco, puedo entrar al predio en mi propio vehículo, es un lugar hermoso, tengo buenos compañeros de trabajo, creo que el desafío es no cambiar uno” expresa.

“El trabajo me mantiene ocupado y eso me gusta. Muchas veces en el Aeródromo, subido al tractor y cortando el pasto andaba todo el día, más de una vez debieron venir a buscarme porque ya era la hora de irme y no me daba cuenta”. Leandro tiene una forma de ayudar a los otros, se le nota cuando habla, se expresa, como un socorro ineludible a quien lo necesite. Así como la acción le puede ganar al pensamiento, en Leandro hay una constante que se presenta, una meta, una forma que requiere de fuerza y también de supervivencia.

Sin tener una moto, con su hijo, soñaban irse en motocicleta a Mendoza, era un viaje de ellos dos. “Esa ida no pudo darse, pero tres meses después de lo que le pasó a Agustín, fui y me compré una moto. Lo primero que hice fue irme a Mendoza. No fue lo mismo, nunca lo va a ser. En la vida hay que encontrar las formas, acomodarse”, dice Cuomo.

Fuera de su trabajo en el Aeródromo, tiene muchos amigos, los considera hermanos y dentro de Aeronáutica, algunos también le han demostrado el valor de la amistad. “Creo que siempre hay que amar lo que uno hace, porque a veces siento que se está perdiendo la cultura del trabajo. No tengo problemas en hacer lo que hago, ni de realizar cualquier otra cosa que haya que desempeñar, no todas las personas pueden entenderlo así”, cuenta Leandro, que también estuvo en Corrientes, ayudando con parte del personal para ayudar a sofocar los tremendos incendios que afectaron a esa provincia del litoral argentino.

Tiene un hermano que se llama Leonel, su cuñada y tres sobrinos. Leandro tiene esa familia cercana pero vive solo en su casa y se ocupa de su mamá, que reside en una vivienda contigua. Cocina para él y para ella, bajo la realidad de los días que casi sin pensarlo lo llevaron a volar en helicóptero y en avión, trabajar en una función de responsabilidad y aprender de la vida las enseñanzas, que aunque nunca las haya pedido, están presente en el andar de su existencia.

Leandro Francisco Cuomo, es un integrante de la DPAO y PA. Es como cada trabajadora y trabajador, una articulación fundamental en la misión que las 24 horas, durante los 365 días del año, realiza aeroevacuaciones y vuelos de traslado de órganos, que posibilitan la esperanza de vida de personas.