En 1921, se realizó un descubrimiento arqueológico relevante en Dinamarca conocido como La Chica Egtved.
Se trata de una joven nórdica de la Edad de Bronce que vivió alrededor del año 1390-1370 a.C. al momento de su fallecimiento, a los 16-18 años de edad.
Sus restos fueron hallados en buen estado de conservación cerca de Egtve, Dinamarca. Tenía una estatura de 1.6 metros, era delgada, de cabello corto y rubio, además de uñas bien cortadas.
En el interior de su tumba, se encontró a la chica envuelta en una piel de buey y vistiendo una túnica corta y holgada con mangas hasta el codo, que dejaba la cintura desnuda y una falda corta. Complementaba su atuendo con pulseras de bronce y un cinturón de lana adornado con un disco grande con espirales y una estaca.
También se hallaron restos cremados de una niña de 5 a 6 años junto a sus pies, así como una caja de corteza de abedul cerca de su cabeza con utensilios como punzones y alfileres de bronce.
Antes de cerrar su ataúd, la joven fue cubierta con una manta y otra piel de buey, mientras se colocaban un yarrow florecido y un recipiente de cerveza elaborada con trigo, miel, mirto de pantano y arándanos sobre ella, indicando un entierro realizado en verano.
Su atuendo excepcional, desvelado en la década de 1920, se considera uno de los mejor conservados en el norte de Europa durante la Edad de Bronce, sobresaliendo por su estilo distintivo.
La notoria preservación de la vestimenta de la Chica Egtved se atribuye a las condiciones ácidas del suelo del pantano donde fue encontrada, una característica habitual en esa área geográfica.
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