Hostería Cuesta El Portezuelo: un refugio entre cóndores, sabores y cielos infinitos

Por Guillermo Cavia –

En lo alto de la Ruta Provincial N° 2, solo se escucha el viento, como si fuera magia, es parte de una música que uno nunca deja de cantar, es la misma que acaricia las laderas y hace que el cielo parezca más cercano. Allí se encuentra la Hostería Cuesta El Portezuelo, un rincón privilegiado de Catamarca que combina alojamiento, gastronomía y naturaleza en una experiencia que roza lo celestial.

La ruta que permite llegar hasta allí serpentea, a través de la Sierra de Ancasti, ofreciendo vistas panorámicas que culminan en un mirador a 1070 metros sobre el nivel del mar.

En este mirador, se encuentra un monumento dedicado a la zamba “Paisaje de Catamarca” que es obra del compositor Rodolfo “Polo” Giménez, quien también compuso la música. La canción se considera un himno cultural de la provincia de Catamarca.

La Cuesta del Portezuelo es conocida por su belleza escénica y por ser un lugar emblemático de la provincia de Catamarca. La ruta fue inaugurada en 1939 y diseñada por el ingeniero Roberto Kurtz, responsable del departamento de Obras Públicas de la provincia en ese entonces. La Cuesta del Portezuelo no solo es un atractivo turístico, sino también un símbolo cultural de Catamarca, representado en su música y paisajes.

La hostería está en la cima de la cuesta y para encontrarla hay que hacer unos mil metros desde el puesto caminero. No solo es un lugar para dormir: es un mirador natural desde donde se puede contemplar el esplendor del valle central, disfrutar de puestas de sol que tiñen el horizonte de colores intensos y, siempre poder ver cóndores sobrevolando las alturas. El entorno invita al silencio, a la contemplación y al descanso profundo.

Con sus habitaciones cuidadosamente diseñadas, el alojamiento ofrece una atmósfera íntima y acogedora. El lugar cuenta con todo el confort necesario para que la estadía sea perfecta. A la vez se suman las vistas panorámicas que convierten cada despertar en un regalo.

El salón desayunador y comedor completan los servicios que garantizan una estadía cómoda y relajada.

Pero si hay algo que distingue a la Hostería Cuesta El Portezuelo es su experiencia gastronómica. El restaurante ofrece platos regionales que celebran los sabores de Catamarca: desde empanadas y locro hasta carnes asadas y postres caseros. Las comidas se sirven en distintos turnos —desayuno, almuerzo, merienda y cena— y cada momento está acompañado por vistas inolvidables. Comer aquí es un acto sensorial: el paladar se deleita mientras los ojos se pierden en el paisaje.

La Cuesta del Portezuelo, inmortalizada por la canción, es uno de los destinos más visitados por quienes llegan a la capital catamarqueña. Y en su cima, esta hostería se convierte en el punto de encuentro entre la poesía, la hospitalidad y el vuelo majestuoso de los cóndores.

Fotografías: En Provincia – Archivo web.