Florencia Balbuena: “Recordar la trama”

Por Florencia Balbuena –

Los que escribimos sabemos que lo hacemos por placer, por amor, por deseo. Pero nunca olvidamos que a veces también lo hacemos por necesidad, incluso por urgencia. Hoy, más que nunca, escribo porque es la alternativa que me queda para recordarme ciertas cosas, y no es algo que tengo que recordar solo yo, sino todos, en algún momento de nuestras vidas tenemos que restaurar en nuestra mente las afirmaciones que, sin darnos cuenta, enviamos a la papelera.

   Pero ¿De qué afirmación estoy hablando? ¿Qué es aquello que olvidé durante todo este tiempo y que hizo que ahora tenga una manada de caballos corriendo sobre mi pecho, aprisionando mi corazón? ¿Qué tengo que recordar para que mi mente deje de girar como un disco rayado y me permita vivir en el presente en lugar de querer presenciar ya el futuro? Cuando me hago todas estas preguntas, sé que no tengo que luchar por encontrar respuestas, porque la música siempre las tiene; y esta vez es Drexler quien me quita la venda de los ojos y me hace ver la solución, la cual es “Amar la trama más que el desenlace”.

   Quienes leemos, vamos a entender a qué se refiere Drexler. A veces, ciertos libros, pueden llegar a intrigarnos y enlazarnos tanto entre sus páginas, que no vemos la hora de saber el desenlace, y una vez que lo sabemos, nos resulta realmente difícil recordar los momentos que más disfrutamos de la lectura, porque estábamos tan enfocados en saber el final que apenas pudimos percibir los pequeños detalles que conforman la totalidad de la historia.

   Algo parecido ocurre con la vida y con nuestros objetivos en ella. A veces, fijamos nuestra vista en cumplir nuestra meta con tanta obstinación, que olvidamos disfrutar del proceso, de los detalles, nos olvidamos del presente. Vivimos  tan enfrascados en lo que vamos a hacer y cuándo lo haremos, que no nos damos cuenta de cómo lo hacemos. Por eso, es bueno pensar que nuestra vida es un libro, el mejor que se haya escrito jamás, con la trama mejor pensada, los escenarios perfectos y con un desarrollo de personajes excepcional. Es importante saber cómo termina, pero más lo es disfrutar de la lectura, el recorrido.

   Sé que es difícil, porque el miedo a lo que pueda llegar a pasar y las ansias de vivir aquello que tanto estamos esperando nos consume por dentro, hace que, como dije al principio, tengamos caballos salvajes corriendo en nuestro pecho, con sus fuertes patas impulsando todo el peso de su cuerpo sobre nosotros, al galope, haciendo que, debajo de ellos, nuestro corazón sufra ese acelerado repiqueteo que tanto dolor nos ocasiona. Pero nunca subestimemos el poder de la respiración, de concentrarnos en cómo el aire recorre nuestros pulmones, enfocarnos en el presente. Y así, cuando llegamos a nuestra meta, podemos estar tranquilos de que disfrutamos cada parte del proceso.

   Hay algo muy interesante que menciona Drexler en su canción La trama y el desenlace y que me parece vital para amar más el proceso que el resultado: “Dos paseantes distraídos/ Han conseguido que el reloj de arena/ De la pena pare, que se despedace/ Y así seguir el rumbo que el viento trace”. Aquellos que tendemos a vivir en el futuro, necesitamos tener todo estrictamente establecido de antemano, y lo que escapa de nuestro control y amenaza con romper con el esquema preestablecido, altera cada átomo de nuestro cuerpo. Por eso es importante aprender a “Seguir el rumbo que el viento trace”, dejar que la vida nos sorprenda, no perseguir nuestras metas, sino lograr que sean ellas las que nos persigan a nosotros.

   ¿Y cómo conseguimos “que el reloj de arena de la pena pare, que se despedace”? Confiando. En un primer momento, para lograr llegar a nuestro objetivo, tenemos que dar todo de nosotros, tocar toda puerta que tengamos por delante y aprovechar cada oportunidad, pero luego, ciertas cosas no dependen de nosotros, escapan de nuestro control. Y para personas como yo, lo que escapa del alcance de nuestra mano, suele ser tortuoso y frustrante; pero si nos frustramos, lo único que logramos es que el reloj de arena nos despedace a nosotros, en lugar de nosotros a él. Así que, lo único que podemos hacer, es tener paciencia, respirar, encontrar los pequeños detalles del recorrido que forman la totalidad del mismo. Estos detalles de los que hablo, son cosas simples, pero a las que podemos darles un gran significado: un aroma, una sonrisa, un abrazo, un mate o un café que nos acompaña, una canción. Y así, logramos “Amar la trama más que el desenlace,”

   A veces, necesitamos recordar ciertas cosas, hoy yo escribo para recordármelo, y lo leeré cada vez que lo necesite o lo reescribiré si es necesario. Pero, algo de lo que siempre me gusta acordarme y que todos, en algún punto ansioso de nuestras vidas, necesitamos recordar, es que, como dijeron Cerati y Mercedes Sosa: “Tarda en llegar/, y al final, al final/, hay recompensa.”

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