Festival de Mar del Plata 2023: la gran pasión cinéfila trascendió todas las dificultades

Por Diego Batlle para Agencia Télam –

Con más de 50 películas locales (y una cifra aún mayor de cortos), una enorme calidad artística, diversidad temática, fuerte presencia femenina, notable factura técnica y audacia narrativa de la inmensa mayoría de los filmes, el Festival marplatense sigue resistiendo a fuerza de constancia, perseverancia y apoyo popular.

Prcticamente todas las funciones fueron con localidades agotadas Foto FICMD38
Prácticamente todas las funciones fueron con localidades agotadas. (Foto: FICMD38)

No fue fácil organizar la 38ª edición del Festival de Mar del Plata. Las carencias presupuestarias en medio de la crisis económica y la incertidumbre política tan propia de tiempos electorales fueron evidentes y obligaron a reducir la cantidad de títulos de la programación, de salas disponibles, de proyecciones y de invitados respecto de otros años, pero quien esto escribe -que viene cubriendo de forma ininterrumpida esta muestra desde su regreso allá por 1996- jamás vio una participación tan entusiasta y por momentos eufórica como la de este año.

Quizás porque entre el público había muchos estudiantes de cine, gente ligada a la producción audiovisual o meros amantes del séptimo arte que ven con preocupación la posibilidad de que un cambio de signo político ponga en riesgo no solo la financiación para el sector sino directamente la propia continuidad del Festival de Mar del Plata, lo cierto es que cada vez que aparecía el spot institucional antes del inicio de cada película que incluía términos como memoria, verdad y democracia se producía una estruendosa ovación con cánticos incluídos.

Esta comunidad puede aceptar una edición con recortes o hacer más de una hora de fila para sacar una entrada para el Teatro Colón de esta cuidad, pero no está dispuesta a que el evento -fundamental para mostrar lo nuevo y no tan nuevo del cine argentino y mundial- desaparezca del mapa.

El festival, al que al cierre de esta columna todavía la quedaban tres jornadas, tuvo un inicio politizado (la presencia y discurso de Sergio Massa en la inauguración) pero también muy cinéfilo (abrió con la copia restaurada de la magnífica “Hombre de la esquina rosada”, clásico de René Mugica sobre cuento de Jorge Luis Borges) y luego contó durante sus tres primeros días con una importante presencia de Netflix.

Los 40 aos de la recuperada democracia no estuvieron ausentes Foto FICMD38
Los 40 años de la recuperada democracia no estuvieron ausentes. (Foto: FICMD38)

La poderosa compañía de streaming trajo tres valiosas películas (“Elena sabe”, de la argentina Anahí Berneri; “No voy a pedirle a nadie que me crea”, del mexicano Fernando Frías de la Parra; y “La sociedad de la nieve”, del español Juan Antonio Bayona) con las presencias de los tres cineastas y organizó múltiples eventos promocionales (incluidos dos lujosos cócteles en el Torreón del Monje durante el primer fin de semana) en una muestra de opulencia que contrastó con la austeridad reinante en el resto del festival.

Con mayoría de funciones agotadas (en muchos casos se acumulaban largas filas de espectadores sin entrada y los organizadores los dejaban ingresar a último momento hasta completar la capacidad sin que quedara libre ni siquiera una butaca de la primera fila), la 38ª edición del Festival de Mar del Plata fue una fiesta por el nivel de compromiso y participación del público, pero también por la calidad general de su programación. En este sentido, quizás la mayor concentración de su oferta permitió que esta vez la selección no tuviera demasiados rellenos insustanciosos.

También es cierto que que algunas secciones clásicas del festival esta vez tuvieron una presencia meramente testimonial: Mar de Chicos solo exhibió solo “Robot Dreams”, notable film de animación del español Pablo Berger; en Las Venas Abiertas se presentó nada más que “Deus Irae”, del ascendente Pedro Cristiani; mientras que en Banda Sonora Original apenas se proyectó “Mutiny in Heaven: The Birthday Party”, valioso documental del australiano Ian White sobre la “prehistoria” del por entonces jovencísimo Nick Cave.

Largas filas frente al cine teatro Coln Foto FICMD38
Largas filas frente al cine teatro Colón. (Foto: FICMD38)

Se realizaron muchas y valiosas actividades paralelas (varias de ellas ligadas a la preservación del patrimonio audiovisual) y entre los materiales de revisión hubo varios interesantes dedicados, por ejemplo, a la historia del cine francés y al cine de Georgia. Seleccionada y presentada en persona por el realizador Alexandre Koberidze, este muestra contó con solo tres títulos cuando había una docena de copias restauradas disponibles. La falta de recursos, otra vez, obligó a la jibarización de ese foco que permitió de todas formas descubrir gemas como “Great Green Valley”, drama rural de Merab Kokochashvili.

Lo que no faltó fue buen cine nacional tanto dentro de la Competencia Internacional (las nuevas películas de la mencionada Anahí Berneri, de Cecilia Kang y de Laura Basombrío), la Latinoamericana (con los más recientes trabajos de Paula Hernández, María Aparicio y Martín Benchimol), la Argentina (con 11 títulos) y fuera de concurso (con films de Lisandro Alonso, Martín Rejtman, Edgardo Cozarinsky y Andrés Di Tella, entre otros realizadores de notable trayectoria).

Las funciones al aire libre fueron a pleno Foto FICMD38
Las funciones al aire libre fueron a pleno. (Foto: FICMD38)

En total fueron más de 50 largometrajes locales (y una cifra aún mayor de cortos), muchos de ellos en estreno mundial, que ratificaron la calidad artística, diversidad temática, fuerte presencia femenina, notable factura técnica y audacia narrativa de la inmensa mayoría de la producción. Pese a todos los contratiempos, a fuerza de constancia, perseverancia y apoyo popular, el Festival de Mar del Plata sigue resistiendo.

Fotografías: Agencia Télam y https://pixabay.com/