El negacionismo en Argentina: Pero los dinosaurios ¿van a desaparecer?

Por Irina López* –

Dicen los diccionarios que la palabra negación es la acción y el efecto de negar, y es también la categoría semántica a la que pertenecen las voces con las que se niega algo. ¿En qué consiste el negacionismo en Argentina? ¿Se puede seccionar en una tendencia a la desnaturalización del pasado? ¿Se puede manipular el pasado y rechazar la evidencia?

En los últimos tiempos, advertimos un: “no fueron 30.000” que invadió las redes sociales, además de intervenciones directas, manifestaciones abiertas y escraches. La candidata a vicepresidenta Victoria Villarruel, que pertenece al partido “La Libertad Avanza” lista ganadora de las últimas P.A.S.O, exige que se cuente “la historia completa”.

Han pasado 47 años del golpe y todavía observamos sectores políticos de derecha intentando exacerbar estos discursos negacionistas sobre la dictadura. A la desaparición forzada de personas, la tortura, la existencia de centros clandestinos de detención y al robo sistemático de bebés, oponen otros hechos, argumentan que el accionar de las “organizaciones armadas” ha sido silenciado.

¿Quién convalida estos argumentos? ¿Los medios hegemónicos de comunicación? Para esta apropiación del relato y la memoria de esa época, será necesario analizar y repensar muchas cuestiones que hacen que estas disertaciones sigan dando vueltas. ¿Será hora de desandar el debate en términos de memoria u olvido?.

La pelea por instalar el discurso de la memoria completa no es nueva. Los argumentos de hoy, en torno a una supuesta “guerra contra el terrorismo” son los mismos que la dictadura enunció para ocultar los crímenes de lesa humanidad que perpetró contra decenas de miles de ciudadanos a los que secuestró, privó ilegalmente de su libertad, torturó, expulsó al exilio e hizo desaparecer. Estos estereotipos y prejuicios juegan un rol preponderante en la asociación positiva o negativa por parte de la opinión pública. Si bien las estrategias comunicacionales no sufrieron tantos cambios, en la actualidad hay una fuerte reivindicación a la construcción de una memoria no contada. La manipulación del pasado con fines políticos data de muchísimos años, el efecto más claro es que durante dos décadas no se haya podido juzgar penalmente a esos responsables. Lo que aquí se
denomina negacionismo, excede los límites de cualquier intención o metodología revisionista.

Los medios de comunicación siguen influyendo, no sólo en los sujetos, sino también en la forma en la que se construyen los acontecimientos históricos por parte de esa opinión dominante. En la actual etapa que atraviesa la Argentina, las disputas sostenidas por los negacionistas parecen más un combate contra los esfuerzos por conocer la suerte de muchas personas detenidas-desaparecidas, que una búsqueda de la “verdad histórica”. Se
trata de un intento por obstruir, desesperadamente, el trabajo por el juicio y el castigo a los perpetradores del terrorismo de Estado, y revertir la situación judicial en la que se encuentran muchos militares y hombres de las fuerzas de seguridad por su implicación en crímenes de lesa humanidad.

Cuando estos sectores comienzan a expresarse en acciones mucho más articuladas y con un nivel de representación mayor dentro del sistema político, se empieza a gestar un universo que tiende a construirse como viable y como legítimo, frente a un discurso que, hasta hace algún tiempo, no se podía a emitir por la condena social y política. Pese a todo esto, los movimientos de defensa por los derechos humanos continúan su
trabajo de resistencia de manera insoslayable, en medio de retrocesos y esperanzas.

¿Quizás sirva una ley penal que sancione conductas negacionistas y/o apologistas de genocidio y crímenes de lesa humanidad? ¿O será un caldo de cultivo para los sectores que se atreven a seguir negando nuestro pasado?.

Necesitamos siempre una sociedad que repudie el terrorismo de estado y para esto habrá que revisar las estrategias y trabajar en materia de educación de derechos humanos. Será, también, una tarea intensa abrazar la memoria para que nos proteja del olvido, defender las conquistas y los recursos obtenidos con la tenacidad y el valor de quienes han signado ese
camino y será la justicia, en tanto y en cuanto la exijamos, quien nos garantice el fin de la impunidad.

*Colaboración para En Provincia – Alumna de la Cátedra Liderazgos Políticos en América Latina – Facultad de Periodismo y Comunicación Social – UNLP.

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