Mirando la política por la ventana en camiseta: el “Estado” de Javier y el “Estado” de Trump

Por: Ricardo Jaén. (*) –

Sí alguien inventó políticamente a Javier fue su denostado Estado argentino que, a consecuencia de la destrucción sistemática de su burocracia profesional por parte de la política partidista desde el golpe militar de 1976 (incluimos en el período al partido militar), terminó siendo totalmente inútil en sus funciones básicas: Salud, Educación, Justicia, Seguridad.

Su deterioro progresivo hizo del poder del estado para brindar los servicios de bienestar y progreso al ciudadano, que es una de sus razones fundamentales para su existencia, una dolorosa burla.

Pero siguió siendo útil para negocios con beneficios exclusivos para determinados particulares, empresas, países, corporaciones, sectores concentrados de la economía local y podríamos seguir engrosando la lista.

Bajo distintas administraciones y con distintas intensidades el proceso, no de su destrucción, sino de su expansión “boba” incorporando como una agencia de empleo político y no a mejorar su eficiencia y resolución de problemas del hombre de a pie terminó desacreditándolo ante la mayoría de la ciudadanía y con ello a “la casta política que la usufructuaba”.

Milei fue el síntoma de descomposición y descrédito de la partidocracia y sus principales referentes.

Al principio fue novedad y sus contradicciones, provocaciones y un necesario pero muy primitivo ordenamiento fiscal le permitió ampliar su base de sustentación con su gran logro: la baja del índice de inflación y la vuelta de un sistema de precios que trajo cierto alivio al hombre común.

Pero no había mucho más, con el agravante de que su dirigencia política se había conformado mayoritariamente con la escoria que los otros partidos ya habían descartado.

El vacío de una propuesta política de futuro se hizo entonces presente.

De pronto, peleas en el triángulo, estafas, corrupción, impericia política en todos los ítems de gobierno lo colocan al borde del abismo después de su derrota electoral.

Mientras esto ocurría, al otro lado del mundo…

Trump después de varios intentos fracasados en eso de que “yo voy a poner fin a las principales guerras” y fallar estrepitosamente en la búsqueda de un acuerdo entre Rusia y Croacia, nos sorprende a todos y con su nueva metodología de apartar a la diplomacia de carrera y utilizar delegados personales, en general del mundo de los negocios privados, crea doctrina internacional y logra una paz concertada en Medio Oriente con regreso de los rehenes, tanto los vivos como los cadáveres de los asesinados y la entrega de aproximadamente 1900 prisioneros que estaban en cárceles israelitas.

Sorpresa, de fanfarrón hablador a estadista.

La garantía de Turquía (OTAN) y Qatar (con influencia decisiva en el mundo árabe) parece darle algún grado de sustentabilidad al acuerdo.

Por ahora es “el chico del momento” en el mundo y ha decidido ayudar a su amigo Javier desde su Estado, para evitar al FMI, también mediante enviados personales del mundo de los negocios y cuando es necesario con el mismísimo Secretario del Tesoro o sea el Estado Norteamericano.

En una casi caótica conferencia de prensa a su regreso a EE. UU. junto a su invitado Milei, con participación igualitaria de periodistas locales y de Argentina, empiezan a desfilar definiciones que van desde el acuerdo histórico de paz hasta la necesidad de que Milei gane su reelección para seguir contando con el dinero americano.

Así brutalmente.

Mientras amenaza al alcalde de Nueva York, dice no entender porque Putin prolonga la guerra y también repite que su apoyo a la Argentina está atado a su suerte electoral, sin quedar en claro si a la legislativa o la del 2027.

Los mercados en principio al no tener en claro el tema, desconfían.

Nuevamente el gobierno argentino festeja el campeonato antes de ganarlo y Trump, como hacía el extinto Humberto Grondona, les recordó: “yo los ayudo pero ustedes tienen que meter la pelotita adentro…”

Nuevamente una falta de profesionalismo enternecedor.

Difícil saber el estado emocional de Javier después de este martes y menos aún el de Trump que viene de escalar a la “·cima del mundo” y termina hablando del proceso electoral de un país que apenas registra como una ficha estratégica en su posicionamiento geopolítico con China.

Mucha adrenalina, mucha ignorancia.

Para finalizar, esto de correr a la diplomacia profesional y reemplazarla por enviados especiales tiene un antecedente un poco sombrío.

En la década del 30, Neville Chamberlain, primer ministro del gobierno conservador británico, dio luz verde a misiones especiales de la aristocracia real para con sus pares de otros países para participar en la elaboración de lo que se llamó “la política de apaciguamiento” con respecto a Alemania que culminaron en el Acuerdo de Múnich firmado el 30 de septiembre de 1938 y que Europa festejó como el logro de la paz. Un año después estallaba la Segunda Guerra Mundial.

*Director Académico Cátedra Libre Mariano Moreno. UNLP. – Colaboración para En Provincia.

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Fotografía: Archivo web.