
“En 2016, en mi discurso de incorporación a la Academia de Buenas letras de Granada —comienza diciendo Guillermo Pilía—, afirmé que era la realización de un sueño que nunca me había atrevido siquiera a imaginar. Ahora puedo aseverar lo mismo al ver que Orfandad de las cosas, el libro con el que cumplí 45 años con la poesía, aparece publicado en la colección Mirto Academia y presentado en la Feria del Libro de Granada”.
Guillermo Eduardo Pilía nació en la ciudad de La Plata en 1958, se graduó en Letras en la UNLP y es también narrador y ensayista. Posiblemente sea —después de Rafael Felipe Oteriño, al que considera uno de sus maestros— el poeta platense de más trascendencia internacional. Algunos libros de poemas son: Arsénico (Buenos Aires, 1979); Huesos de la Memoria (La Plata, 1996); Caballo de Guernica (La Plata, 2001); Herido por el agua (Buenos Aires, 2005); Ojalá el tiempo tan sólo fuera lo que se ama (Buenos Aires, 2011); Ainadamar (Buenos Aires, 2016); Sobre la cuerda y sin la red (Buenos Aires, 2016); Como el dios que gestaba en su muslo (La Plata, 2020); La jambe de Rimbaud (París, 2021); Fatiga de los metales (Buenos Aires, 2021); Ministerio del salmista (Canarias, 2022); Orfandad de las cosas (Granada, 2024) y Ansias de clara palabra. Antología 1979 – 2024 (Santiago de Chile, 2025). Fue traducido al inglés, francés, italiano, catalán, griego y rumano. Algunos premios: Andrés Bello (Madrid, 2014), León Benarós (Buenos Aires, 2016), Gran Prix Mihai Eminescu (Craiova, 2023), Corona de Oro Ovidius (Constanza, 2023). Es Ciudadano Ilustre de La Plata. Miembro de la Academia Hispanoamericana de Buenas Letras de Madrid, que hoy preside, y otras siete academias en España, Italia y Rumanía.
Posiblemente muchos platenses desconocen que un escritor local es miembro de la Academia de Letras de Granada.
“Soy el único argentino que pertenece a la Academia. En 2018, cuando me incorporé como académico correspondiente, era además el único en Latinoamérica. En la actualidad hay dos más: Antonio Rodríguez Jiménez en México y Andrés Morales en Chile. Desde chico estoy ligado a la cultura andaluza y fui uno de los fundadores, en 2010, de la Cátedra Libre de Cultura Andaluza de la Universidad. Mi discurso de incorporación a la Academia fue sobre la visita de Federico García Lorca a nuestra ciudad y a la Universidad de La Plata”.
Decías que con Orfandad de las cosas, que se presentó el pasado 10 de mayo en la Feria del Libro de Granada, cumpliste 45 años con la poesía. ¿Qué sucedió en el transcurso de todos esos años?
“Entre mi primer libro de 1979 y este último pasaron, efectivamente, 45 años. Pasó una dictadura, una guerra, sueños realizados, ilusiones deshechas. Pasó la juventud, los amores, la pérdida de muchas cosas queridas. Pero no sé si mi voz fue envejeciendo al mismo paso que mi cuerpo. Sé que en los comienzos hablaba oscuro, porque hablar claro podía llevar a la muerte, y que desde entonces me he esforzado en buscar la claridad y esa cosa tan vaga que se llama belleza. El mundo me parece muy terrible y para qué entonces nombrarlo con palabras que malsuenen. Todos mis libros están unidos por un único deseo: el de decir con mi propia voz lo que ya otros dijeron con las suyas, el de escribir con mi propia letra algo de aquello que odio y algo de lo que amo”.
Guillermo Pilía en la ceremonia de incorporación a la Academia de Buenas Letras de Granada en 2018
En este mundo terrible en el que vivimos, ¿cuál es el fin de la poesía?
“No sé si mi poesía, cualquier poesía, tiene una finalidad, no sé si el arte la tiene, como no sé si la tiene el amor, el atardecer en el campo, el cielo estrellado de Córdoba o el olor del río de mi infancia. Si la poesía hace que el mundo sea más humano, los resultados no están muy a la vista. O puede ser que los poetas cumplamos con un ministerio, sin cuestionarnos mucho si existe o no el dios al que servimos. Lo seguro es que algunos nacemos con esa apetencia de nombrar y fingimos creer que el mundo se desplomaría si nosotros calláramos. También hay gente que tiene necesidad de que los poetas les demos nombre a lo que existe, de que digamos “albahaca”, “barbecho”, “nomeolvides”. Y en ese dar nombre a las cosas se justificaría entonces nuestro oficio”.
Tu libro Orfandad de las cosas fue presentado en la Feria del Libro de Granada por el presidente de la Academia de Buenas Letras, José Antonio López Novot. Unos días antes, acá en La Plata, la escritora Marita Minellono y el editor chileno Max González Sáez presentaron Ansias de clara palabra. ¿Cuáles son los temas de tu último libro y cuáles reaparecen en esa antología de 45 años?
“Todo cuanto escribí está relacionado con la desazón de sentirme un ser que no pidió nacer y que aborrece morir, inserto en una línea histórica que me hace mirar hacia atrás con nostalgia y hacia adelante con incertidumbre; estar destinado a experimentar, como todo lo humano, amores y odios, ganancias y pérdidas; ser actor de reparto o simple figurante en la comedia de un mundo en el que las cosas se deslavan y desaparecen sin que yo pueda hacer casi nada. Ese “casi” que evita la fatalidad de la nada es la poesía, la que intenta suturar la herida del tiempo y celebrar lo que hoy existe y mañana ya no, la que intenta darle entidad a las cosas. Los dos libros están llenos de cosas que buscan encarnarse. Posiblemente lo hagan, cuando algún lector, en La Plata, en Granada, en Santiago de Chile o en cualquier parte del mundo, los abra y lea al menos un par de poemas”.
Después de 45 años con la poesía, ¿todavía quedan cosas por decir?
“Sin duda. Esta es una actividad en la que no existe la jubilación. Ahora trabajo en una serie de poemas que giran en torno de la crueldad, que parece ser la nota predominante del mundo en el que vivimos. Por otra parte, tengo muchas tareas por hacer: en la SADE de La Plata, que ayudé a refundar, la presidí y ahora está en las buenas manos de nuestro común amigo Hugo Mársico; en la SADE Nacional, de la que soy secretario general; en las distintas academias a las que pertenezco y en la universidades y todos los espacios a los que me convocan para hablar de poetología. Ahora uno de mis sueños, que espero ver cumplido, es que la ciudad de La Plata sea en 2028 sede del próximo Congreso Internacional de la Lengua Española”.
José Antonio López Novot presenta en la Feria de Granada Orfandad de las cosas
Cerramos esta entrevista con un poema del libro recientemente presentado en la Feria de Granada, precisamente el que le da título a la obra:
ORFANDAD DE LAS COSAS
Cuando mi padre murió, quedó huérfana
una porción del mundo: su bastón,
un reloj, los anteojos, sus zapatos,
un perfume y los pequeños papeles
escritos con su letra, las camisas.
De seguro las cosas
no saben que es un hábito del hombre
el morir, ese instante entre un latido,
un dolor y la nada. Los objetos
no son en sí: tan sólo pertenecen.
Piedad por lo que existe en ignorancia,
por lo que vida y lenguaje desgastan
con su esmeril… Ahora que me ciño
a la muñeca el reloj de mi padre
el día corre igual pero sin él,
ya exiliado del tiempo; sus zapatos
van de prisa, su ropa se agiganta;
y en el gesto piadoso
de usar en adopción sus pertenencias
hay amor y también aceptación:
así se abrevian las horas, los pasos
entre su ausencia y mi propio morir.
La obra recientemente presentada en la Feria del Libro de Granada
Fotografías: En Provincia.