
Por: Ricardo Jaén. (*) –
Dos estupendos ensayos históricos, uno publicado hace 25 años, “A treinta días del poder” de Henry Ashby Turner, el otro casi ayer, en el 2024 “Síndrome 1933” de Siegmund Ginzberg, abordan el advenimiento de Hitler al poder con una intención de advertencia de los riesgos que hoy corren las democracias liberales y una suerte de admonición para el futuro.
Uno trabaja el acontecimiento, el otro la coyuntura inmediata, aportando miradas muy novedosas partiendo de la base de que nada extraordinario ocurrió para que se desatase ese funesto proceso, sino que simplemente “como agua por la pendiente” siguió su curso.
Los mismos actores: las instituciones del Estado, la clase política, los medios de comunicación y la sociedad civil que se comportaban de una manera que los hacía garantes del sistema, pasaron a ser cómplices de su destrucción.
En los dos trabajos detectamos cuatro palabras: elecciones, pugnas, desidia y errores.
Las mismas son recurrentemente utilizadas para explicar las tesis de los autores.
Nosotros las vamos a utilizar, NO PARA HACER UNA ANALOGÍA CON EL PROCESO QUE ESTUDIAN LOS AUTORES, sino para advertir situaciones que comprenden a las palabras, como es el curioso proceso electoral de dos fases, septiembre/octubre, que ya empezamos a transitar.
La elección de la provincia de Buenos Aires comenzó con el tradicional bombardeo a discreción de resultados de encuestas en su inmensa mayoría pagadas por los propios candidatos, no de sus bolsillos particulares sino con el financiamiento de las fuerzas que representan y como decía la apertura de los auspiciantes de Bernardo Neustadt: de “Estas empresas a las que les interesa el país”.
A estos dudosos números, los medios los convertirán en una suerte de onanismo colectivo entre políticos, medios, allegados, empresarios, capos sindicales, jueces, influyentes, bingueros y consultores.
Afortunadamente son y serán absolutamente ignoradas por el hombre y la mujer de a pie, al menos hasta la noche del viernes anterior a la elección.
Las tres pugnas principales parecen haberse resuelto ad referéndum del resultado.
En el gobierno, Karina se impuso a Santi.
En el Pro, Karina se impuso al ingeniero.
En el peronismo hicieron tablas Cristina y Axel.
En el camino quedaron en las tres “miles de heridos” dispuestos a cobrarse en octubre.
Los últimos estudios de opinión pública ligados a consumos y marcas realizados por privados tercerizados en universidades privadas y públicas indican abrumadoramente que la atención, expectativas y frustraciones están centradas en la inflación en particular y la economía en general mostrando una clara desidia por el proceso electoral de medio término.
El uso y abuso de elecciones (una cada dos años para un período presidencial de cuatro parecería en principio someter a la sociedad a un estado electoral permanente) que se vacían de contenido de proyectos políticos y propuestas, por ejemplo: ¿Alguien sabe cuál es la propuesta a futuro del desarrollo logístico en el área transporte o la de hidrocarburos o la de empleo tanto del gobierno como de la oposición?
La política está cometiendo errores graves al utilizar el sistema electoral exclusivamente como acumulación de poder que nadie explica para qué o para quién y con qué consecuencias que a veces pueden ser… impensables e imprevisibles.
*Director Académico Cátedra Libre Mariano Moreno. UNLP.
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