María Soledad Gutierrez Eguía: “Calandria”

Por María Soledad Gutierrez Eguía* –

Te voy a decir lo que deja la calandria al gravitar en dadivoso cielo. Allí donde penetra el instante, con sus alas despertadas anunciando la tristeza. Un vencejo se desorienta y se lanza en picada; su planeo aumenta, ya no duerme en lento aleteo, solo vuela. Donde el extremo del cielo adelgazado. Donde la calandria redimiendo el milagro.

Hace sol y resisten las mejillas.

“Floraciones arreboladas; he aquí los nidos desteñidos, he aquí los niños cantores”.

No digas nada de las voces, aún no dije lo que deja la calandria. Los estorninos se entrometen en bandadas de perfecta silueta lamiendo el regazo del río. Pero hablaba de mi calandria, la que puede sostenerse en el cielo y dormir en vuelo como el vencejo.

Donde la orquesta de carretas de huesos, la ajenidad se cubre de septiembre. La lluvia en secreto desteje el nido, y mi calandria; oh, ¡tiempo de dolor con vos!

Si esa llave no abriese la resonancia; rescoldos aquí mismo insistiendo.

Y las mejillas allí y también, se volverían alas, para llevarme lejos, donde el árbol que sana y la madre bellísima y los gestos del niño en coro ininteligible de pájaro.

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*Escritora y Diseñadora en comunicación visual.

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