
Por Carlos Cavia –
El mismo día en que empezó el invierno me hice hacer un tatuaje en mi brazo izquierdo que dice “Doná sangre Dale vida”
Mi historia como donante de sangre se remonta a mi juventud temprana donde por alguna razón me surgió la inquietud.
Hoy tengo 68 años; ya no puedo seguir donando. La ley dice que para hacerlo se deben tener entre 18 y 65.
Hay dos formas de donar sangre. La más común es cuando un familiar o amigo/a la necesita entonces se presentan los donantes requeridos. La otra es la donación voluntaria.
En mis últimos 20 años lo hice de esa manera. Al principio doné sangre de manera convencional pero después lo hice por aferesis. Es decir donar plaquetas.
Técnicamente quien dona sangre lo puede hacer cada 3 meses mientras que por aféresis una vez al mes.
Donar de manera voluntaria es muy importante para mantener el stock en los bancos de sangre que son quienes proveen a pacientes que no cuentan con apoyo familiar por ser, la más de las veces, del interior del país.
También en grandes ciudades donde los accidentes son frecuentes y ahí no hay tiempo de solicitar donantes. El banco es quien debe responder.
El Hospital de niños Ricardo Gutiérrez es donde tantos años doné y siempre pienso que una donación puede salvar 3 o más vidas.
Pensar que mi sangre corre por el torrente de algún niño/a, ahora sano y feliz me llena el alma.
DONÁ SANGRE. DALE VIDA.
Fotografía: https://pixabay.com