
Por Elvira Yorio –
Benedetti es un autor prolífico, tiene en su haber más de ochenta libros. Cultivó con pareja maestría cuento, novela, poesía, ensayo. También ejerció la crítica literaria y el periodismo. Su estilo marca la ruptura con la poesía tradicional. Superado el modernismo, libera al lenguaje de los cánones formales que le quitaban espontaneidad. Encontramos, desde sus primeras creaciones, una pugna con lo estrictamente lírico. Esa diferenciación se manifiesta en la frase melancólica, alternada con la expresión coloquial y hasta humorística. A veces parecería que nos habla desde distintas perspectivas: la real y la proveniente del sueño. Nos regala imágenes sugerentes, exactas y simbólicas a la vez. Es un realismo representado en un lenguaje fresco, coloquial. Estimulantes sus poemas de amor: “…Hay que amar con valor, para salvarse./ Sin luna, sin nostalgia, sin pretextos./Hay que despilfarrar en una noche / -que puede ser mil y una- el universo,/ sin augurios, sin planes, sin temblores,/ sin convenios, sin votos, con olvido,/desnudos cuerpo y alma, disponibles/para ser otra y otro a ras de sueño…” O aquél que dice: “…usted ama/se transfigura y ama/por una eternidad tan provisoria/que hasta el orgullo se le vuelve tierno/ y el corazón profético/ se convierte en escombros…” En el bello poema “Informe sobre caricias”, encuentro reminiscencias de Ortega y Gasset, cuando el español expresaba: “La caricia es algo así como seguir hablando en una nueva forma”. En ese mismo sentido Benedetti dijo: “La caricia es un lenguaje/ si tus caricias me hablan/ no quisiera que se callen.” Desde luego que, como a muchos poetas, lo definieron nítidamente sus vivencias, y ello, se refleja en su escritura. Por ejemplo, la experiencia del exilio, muy dura para él, ya que su refugio en Argentina fue interrumpido abruptamente por la persecución de la Triple A, que determinó su huida primero a Perú, que lo deportó y luego a Cuba. De alguna manera, fue un autor comprometido, porque no pudo permanecer indiferente ante la injusticia. Así lo revela en el poema “Soy un caso perdido” en el que explica que nunca será “neutral”. Ya consolidado en el exilio, emociona con sus versos: “…yo tenía estudiada una teoría del exilio/ mis pozos del exilio/pero el cursillo no sirvió de nada.” Como acertadamente señala Orgambide, uno de sus más brillantes comentaristas, “Nadie podrá acusarlo de sectario u oportunista; lo político, para él, se da como un hecho existencial, como un lúcido abordaje de la condición humana, se trata de la participación de un hombre, de un intelectual, de un poeta, en la historia de su tiempo.” Tuvo una visión ética, similar a la sostenida por Cortázar, quien creía que existía una especie de obligación ideológica que debía reflejarse en un texto de denuncia. O tal vez, de afinidad con Sartre, cuyas experiencias extremas convirtieron a su escritura en una suerte de activismo intelectual. El escritor francés se preguntaba: ¿Qué es la literatura? Y concluía en que era una forma de contribuir a ciertos cambios sociales, subrayando: sin que ello implicara “política partidaria”. Pretendieron acallar su voz o, como él lo señaló, le “confiscaron la palabra”, pero no pudieron impedir la expansión de sus pensamientos y sentimientos. Muchos de los poemas de Benedetti se convirtieron en canciones, verdaderos sucesos musicales que difundieron Serrat, Silvio Rodríguez, Joaquín Sabina, Pablo Milanés y otros famosos cantantes. Estuvo ausente de su patria más de una década, y cuando regresó, padeció todavía un doloroso trance, esa recuperación lenta de sus orígenes a la que llama “desexilio.” Dice el poeta: “Quizá mi única noción de patria/ sea esta urgencia de decir “nosotros”/quizá mi única noción de patria / sea este regreso al propio desconcierto.” En otra poesía se sigue haciendo presente esa tristeza: “…vuelvo sin duelo y ha llovido tanto / en mi ausencia, en mis calles en mi mundo / que me pierdo en los nombres y confundo/ la lluvia con el llanto/ vuelvo quiero creer que estoy volviendo/ con mi peor y mejor historia/ conozco este camino de memoria/ pero igual me sorprendo.”
La capacidad creadora de Benedetti parecería recomenzar en cada etapa de su enorme producción literaria. Se aprecia en este fragmento del poema “Ese gran simulacro”: “… el olvido está tan lleno de memoria/ que a veces no caben las remembranzas/ y hay que tirar rencores por la borda/en el fondo el olvido es un gran simulacro/ nadie sabe ni puede-aunque quiera-olvidar/ un gran simulacro repleto de fantasmas/ esos romeros que peregrinan por el olvido/ como si fuese el camino de Santiago/ el día o la noche en que el olvido estalle/ salte en pedazos o crepite/ los recuerdos atroces y los de maravilla/ quebrarán los barrotes del fuego/ arrastrarán por fin la verdad por el mundo/ y esa verdad será que no hay olvido. “
Excede en mucho el propósito de esta nota hacer una referencia a los demás aspectos de su rica producción literaria. Algunos títulos de sus novelas son emblemáticos y tuvieron una amplia difusión a nivel internacional. Por ejemplo, “La Tregua” de 1956, traducida a casi treinta idiomas y que entre nosotros, fuera llevada al cine (1974) con gran aceptación de la crítica y público, a punto tal que se convirtió en la primera película sudamericana nominada al Oscar. Una historia extraordinaria narró en “Gracias por el fuego” (1965), que tuvo nueve ediciones, traducida también a varios idiomas. ”La borra del café” es una novela escrita en verso, que tuvo gran suceso, con un entrañable personaje. Y otra “El cumpleaños de Juan Ángel” que tiene la peculiaridad de transformarse en poesía. Otra que adquirió mucha notoriedad fue “Primavera de una esquina rota” en la que describe el tema recurrente del exilio, sus causas y sus consecuencias. La gran novela que inaugura una nueva perspectiva sobre el triángulo amoroso, es “Quién de nosotros”. En todas ellas, atrapa al lector con historias que, si bien retratan hechos cotidianos, revelan un profundo conocimiento del ser humano y su psicología. Los relatos y cuentos cortos, también atrapan por la riqueza de su contenido, desde un esquema de atractiva simplicidad. Títulos imperdibles: “ Datos para el viudo” y “Geografías” en los que las alternativas de la vida de los personajes, permiten conocer e interpretar también las de su entorno social. La diversidad de la obra, impide encasillar a este gran autor en un género determinado, pero desde todos los que abordó, estableció una inefable comunicación con el lector. Y aunque algunos críticos lo hayan catalogado como “un poeta menor”, es imposible no reconocerle su aporte a la literatura del siglo XX y el impacto que causó en millares de lectores en el mundo. No pudo sustraerse a su entorno, vivió una época y dentro de un ambiente que jamás pudo sentir ajeno.
Mario Benedetti: un gran autor que renovó la escritura rioplatense, y sigue concitando la lectura de los amantes de la buena literatura, entre los que continúa viviendo. ¡Feliz cumpleaños!
Fotografía: Archivo web.