
Por Guillermo Cavia –
En los días que atravesamos la situación por la pandemia de Covid-19 está en uno de sus peores momentos. Lejos quedan las esperanzas de un año nuevo que se inicia, la idea de festejar los cumpleaños, la creencia que cuando la vacuna aparezca todo se termina.
La realidad marca su espacio como mejor le place y en medio de esas líneas estamos inmersos en la espera de un tiempo mejor que no llega, que se hace inalcanzable y en donde sentir tos, un resfriado, un poco de fiebre, enciende las alertas e inmediatamente se piensa en el hisopado, para saber, para descartar, para tratar de… Porque en realidad nadie está fuera de la realidad, sino que como rebaño somos parte.
Dolor de cabeza, el termómetro marca casi 38 grados de fiebre, molestan las articulaciones, hay un poco de rinitis. La preocupación embarga todo el ser. “No te me acerques” “¿Dónde estuve?” “¿De quién me contagié?” las precauciones, alertas y cuestionamientos se disparan al unísono. Puede ser un estado gripal como tantas veces ocurre, pero no se puede descartar que no sea Covid-19.
En todo el país hay vastos centros de hisopados, pero voy a contar la experiencia del Hospital Italiano de La Plata.
A las 14:00 horas en el acceso principal un señor de seguridad, pregunta qué es lo que uno desea hacer, porque por allí salen y entran las personas que por distintas razones concurren al Hospital. La primera impresión es de amabilidad y es un dato a destacar, porque es justo ahora cuando el sistema sanitario no da abasto debido a la demanda que tiene por la pandemia.
Una vez que se detecta que la persona quiere realizarse un hisopado se le indica que debe hacer una cola respetando el distanciamiento y por supuesto con la utilización del barbijo. Sin demasiada espera una señorita recepciona y realiza un breve test donde se evalúan los síntomas que el paciente experimenta. Allí mismo se le escanea su DNI y carnet de obra social, se le da un barbijo nuevo y luego debe llenar una planilla en un mostrador contiguo.
Terminado ese trámite se pasa a una sala amplia con ventanas abiertas donde hay gente esperando, que ha pasado por el trámite que acabo de contar. Allí las sillas están dispuestas de modo que el distanciamiento entre las personas sea el necesario.
Una joven hace su aparición en la sala y luego de repasar un listado lo vuelve a hacer pero esta vez, recordando que en su memoria ya tiene identificada las caras de las personas, es un momento de distensión para quienes están con la preocupación de ser positivos.
Desde allí, un grupo que es nombrado sigue a esta joven, todos caminan por un pasillo y escalera manteniendo el distanciamiento. Así ingresan a la capilla del Hospital Italiano que está adecuada para atender los casos de hisopados. Hay compartimentos con sillones individuales dispuestos, además de varias sillas a lo largo del espacioso lugar, donde se espera el momento del test.
El personal sanitario está trabajando a destajo y se nota en el ambiente. Organización, pulcritud, seguridad, buen ambiente y atención de excelencia. No hay una sola observación que no sea la de resaltar la buena labor que se realiza. Es un equipo que se ve, pero hay otra parte de la historia que no se puede apreciar, porque el trabajo ocurre en un laboratorio donde son remitidas las muestras para determinar si las personas evaluadas son negativas o positivas para coronavirus. Son parte de una misma misión que puede salvar vidas de personas.
La logística no es tarea sencilla, porque cada paciente es parte de la organización y además es también una pieza de la estadística diaria que dan a conocer las autoridades nacionales y provinciales.
Un control de fiebre con un termómetro electrónico y la toma de pulsaciones es parte de un test previo antes del hisopado, además de varias preguntas relacionadas a los síntomas que hacen necesario el estudio. Luego se deben llenar unos formularios de rutina y finalmente un hisopo es ingresado por la nariz, para determinar en las próximas horas, si uno es negativo o es positivo.
A las 16:45 con el papel en la mano donde figuran los datos del número telefónico de WhatsApp a donde se debe consular por el resultado, las personas vuelven a salir del Hospital Italiano de La Plata. Sin dudas agradecidas por la buena atención y predisposición de todo el personal.
Lo que acontece en el Hospital Italiano de La Plata seguramente puede replicar en distintos lugares de nuestro país. Una labor que destaca en medio de una situación que es muy complicada, con récord de 23.683 casos de coronavirus en la Argentina en las últimas 24 horas.