Arquitecta Carina Ikasovic
Mar del Plata es una ciudad conocida por muchos. Su historia desde fines del siglo XIX es fabulosa. Sus bellas playas, sus “grande casonas” y sus paseos costeros son encantadores.
¿Pero cómo llegaban los primeros visitantes por aquella época aquí? El tren tenía su extendido desde Constitución hasta Maipú y luego se debía emprender un largo y tedioso viaje en carreta o galera hasta Mar del Plata.
Fue así que en uno de sus viajes para visitar la ciudad, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dardo Rocha la pasó muy mal viajando en galera. Pero al llegar a su destino descubre con aire visionario una futura y pujante ciudad por su gran belleza y riqueza costera.
Es así que en su vuelta a La Plata manda a la futura ciudad balnearia una sucursal del Banco Provincia y una del Correo Argentino y le empieza a insistir a los dirigentes de Ferrocarriles del Sur que extendieran el ramal ferroviario desde Maipú hasta Mar del Plata.
Así se constituyó la primera estación de Ferrocarril de la ciudad en donde luego fue la vieja estación automotora, hoy Paseo Aldrey en Las Heras y Alberti. Esto permitió la llegada de muchos visitantes que construyen sus villas veraniegas. Cuando comienza a construirse el ramal del ferrocarril sur vienen los ingleses a dirigir y a trabajar en la obra de tendido de vías.
Los ingleses y el golf
Los ingleses eran y son entusiastas del golf. Según cuenta esta historia estos jugaban en sus tiempos libres entre terrenos baldíos, uno ubicado en Boulevar Marítimo y la Madrid y en otro en la Loma de Estela Maris y otro detrás de la catedral.
Un empresario del ferrocarril, inglés también, llamado William Agar, tenía como invitado en su casa a Tomas Ferguson, que amaba como buen ingles el golf.
Sale un día a cocinar por la villa del mar hacia Playa Grande y llega al Cementerio y donde se ubica hoy el hotel Sheraton, Alem y Paso, descubre un terreno que a su parecer permitía ser un buen lugar para jugar.
El venía con 3 palos de golf y empezó a tirar hacia el mar y se dijo a si mismo “encontré la cancha”. Va al cementerio y se encuentra con los hermanos D´Angelo, los cuidadores del lugar y guarda allí sus 3 palitos de golf hasta el día siguiente.
O sea que la primera casilla de palos de golf club fue una bóveda del cementerio. Al día siguiente vuelve con 9 macetas y 9 banderitas, traza una cancha y juega con un amigo su primer match de golf aquí.
En 1899, Handerson, gerente del Ferrocarril decide hacer en este terreno una cancha de golf. Así fue que Juan Dentone, profesional de este deporte llega a la ciudad a principios de diciembre de 1899, camina hasta el Cementerio y se encuentra con una cancha desierta. En 25 días se termina la nueva cancha y el 25 de diciembre de 1899 se juega el primer match en esta cancha definitiva del Golf club.
La mansión del Golf Club estilo Tudor
El 19 de mayo de 1921 el Club compra la manzana frente a los Green. Al año siguiente, el 19 de marzo se coloca la Piedra fundamental del nuevo edificio construido por los arquitectos Calvo, Jacobs y Gimenez, reemplazando las viejas y pintorescas construcciones de madera que prestaban servicio al Club.
Cuatro años después se inauguró el palaciego Club House de estilo Tudor, hoy orgullo de la ciudad que termina de coronar al Club como uno de los más destacados del país y del mundo.
La gran casona que contiene un bellísimo restaurante y dependencias se distingue por su sofisticación, aire ostentoso y aristocrático. Su marcado estilo Tudor nace en Inglaterra en el siglo XI, camino entre el estilo gótico y el renacentista.
Cuenta con dos plantas, techos con varias pendientes de pizarra y madera, sobresalen de su silueta grandes chimeneas y el aventanamiento que no pasan inadvertidas, algunos con paneles de vidrios repartidos.
Los muros son gruesos y entramados, los pisos son de piedra y madera oscura y roble. No faltan los tapíceles, las alfombras, vitrinas, escudos heráldicos, etcétera. Los accesos son grandes impetuosos y se hace uso del arco Ojival.
Esta casona tiene a su vez un aire nostálgico, romántico, detallista y pintoresco.
Anécdotas del Club House Mar del Plata
En el manual del viajero, editado en Francia en 1907, se comenta sobre el Golf Club Mar del Plata. Dice: “Durante la temporada de verano el Golf es la cita obligado de una sociedad distinguida que va a tomar el té y jugar partidas de Golf”.
“Se vende en el Club todo lo necesario para el juego y se sirve también té, todo a precios razonables”.
El doctor Luis Leloir solía almorzar en este lugar. Una de sus platos favoritos era langostinos o camarones con mayonesa, y para cambiar un poco el sabor, pedía a los mozos que le trajeran distintos aderezos, mostaza, tabasco, coñac y kétchup, etcétera. Esta última combinación fue de su mayor agrado, así sus amigos difundieron esta salsa conocida como Salsa Golf en honor al Club e inventada en ese lugar.
El Golf Club Mar del Plata cuenta con dos campos de juego internacional y una mansión estilo Tudor en impecable estado con una magnifica vista al mar que acompaña al jugador en todo su recorrido y nos enorgullece. El Club House Mar del Plata Golf Club es parte de nuestro Patrimonio Histórico, es nuestra historia.
Las fotografías que ilustran la presente columna son producción de Caro Genga