El desierto que tiene barcos con camellos en sus sombras

En este desierto se encontraba la cuarta masa de agua continental más grande de nuestro planeta; un mar antiguo tan vasto que incluso Alejandro Magno escribió sobre sus luchas para cruzarlo; donde el comercio pesquero floreció y los turistas alguna vez acudieron en masa a su ciudad balneario junto al mar.

Ahora, por primera vez en 600 años, el mar de Aral está (casi) completamente seco, y la flota de barcos gigantes y oxidados que ha dejado a su paso se ha convertido en una de las únicas pruebas del pasado.

El Mar de Aral es (o era) tan grande que se extiende sobre dos países euroasiáticos que ahora se extienden a ambos lados de sus restos polvorientos: Uzbekistán y Kazajstán.

Parece una imagen surrealista, pero los camellos están a la sombra de los barcos que se quedaron hace mucho tiempo sin el mar.

Fotografías: Archivo web.