
En algún lugar perdido del océano Pacífico hay un punto tan remoto… que parece sacado de una historia de ciencia ficción.
Se llama Punto Nemo: el lugar más inaccesible del planeta, rodeado por más de 2,600 km de pura inmensidad marina en todas direcciones.
No hay islas, ni costas, ni barcos. Solo un horizonte infinito de agua solitaria.
Y lo más increíble: los seres humanos más cercanos a este sitio no están en la superficie terrestre… ¡sino orbitando el planeta en la Estación Espacial Internacional!
Por su aislamiento extremo, Punto Nemo fue elegido como el cementerio oficial de la tecnología espacial. Aquí terminan sus días satélites, estaciones orbitales y restos de misiones que ya cumplieron su propósito.
Desde fragmentos de la antigua estación MIR hasta el satélite chino Tiangong-1, todo cae en este abismo silencioso. Incluso la Estación Espacial Internacional, cuando sea retirada, encontrará su fin aquí.
Pero lo más desconcertante no es su soledad humana, sino su vacío biológico: no hay vida marina en este rincón del océano. La falta de nutrientes y corrientes lo convierten en un auténtico desierto acuático.
Silencio absoluto. Nada más que agua, misterio… y una sensación de que este lugar esconde secretos que aún no entendemos.
Punto Nemo es una frontera invisible entre lo conocido y lo inexplorado. Un recordatorio de que incluso en nuestro propio planeta, todavía hay rincones que parecen de otro mundo.
Punto Nemo, cuyas coordenadas exactas son 49°01′38″S 123°26′04″O, es una zona inhóspita, donde la ausencia de nutrientes hace que la vida marina sea prácticamente inexistente.
Imagen: Archivo web.