“Cuando las personas que atendíamos llaman al celular nos dan una esperanza”

Carlos Novoa es estilista, por su trabajo pasaban cientos de personas, así fue hasta que el Covid-19 llegó a nuestro país. La situación comenzó a hacerse cada vez más difícil y por eso no pudo seguir trabajando, incluso la peluquería donde desarrolla su actividad debió ser cerrada, porque se hizo insostenible sin clientes. “Cuando las personas que atendíamos llaman al celular nos dan una esperanza”, dice Carlos.

“Para mí se fueron de un golpe 30 años de trabajo, en una economía que venía decayendo. Se acentuó nuestra situación para definitivamente provocar nuestro cierre y el de muchos más, una de las tantas profesiones y trabajos cuentapropista que no van a tener la posibilidad de volver a lo que fue” lo dice Carlos, que durante años trabajó en una peluquería unisex.

“Estamos en una época que denominamos el tiempo de la pandemia, de virus no estacional, porque pensamos en la primavera. Pero a la vez Brasil donde hace calor casi todo el año, nos muestra un panorama no muy alentador. Nuestro trabajo se ha quedado sin clientes porque no hay vida social. Estamos sin teatros. cines, 15 años, casamientos, cumpleaños, sin viajes, sin recibidas, sin vacaciones. Es imposible trabajar, sería solo por lo elemental algún corte o algún color, muy difícil en el presente y aún más complicado lo veo posible en un futuro cercano”.

Carlos le muestra a En Provincia las fotos de su trabajo antes y las de ahora en la peluquería donde ejercía. Acerca de un posible regreso dice “Sera un regreso con protocolos costosos, con horarios acotados para trabajar, con espacios reducidos por distancia y demás motivos cómo podría ser el miedo en personas de riesgo. Me resulta muy triste ver ese futuro. Puedo mirar una economía desbastada con cierre generalizado de muchos rubros, alto desempleo y dificultades para los que sigan”.

Su rubro como otros tantos siente el cimbronazo de lo que está aconteciendo por la pandemia y que lo obligó a quedarse sin su lugar de labor, aunque trata de mirar con un dejo positivo “Creo que el cierre fue lo mejor, aunque muy triste y feo, fue positivo para no crear deudas a futuro, donde deberíamos trabajar para pagar y vivir en una situación poco favorable. La vuelta la veo más difícil que el cierre momentáneo. Veo un futuro oscuro con esperanza de ver una luz en algún momento, no queda otra que seguir trabajando adaptándose a los nuevos tiempos, protocolos limpieza y muchos más cuidados, hay que seguir viviendo porque las cuentas llegan y hay que comer y pensar en nuestros hijos. Llega un tiempo muy distinto donde lo glamoroso, amplio y cargado de muchos servicios, solo se verá acotado a prestar uno solo que será el básico propio de la profesión, el corte, el color u otra cosa y será muy reducido lo social, como la charla, el café, la revista que quedarán para cuando esté la vacuna.

“Creo q las autoridades deberían acentuar aún más la ayuda que prestan, una emergencia económica de la cual no se sale con apoyo de más productividad. Hoy no es el empleador, el empleado o los locales, se trata de estar lo más juntos posibles, lo digo como equipo, para sostener nuestras fuentes de trabajo, que gran cantidad están en peligro de extinción, no solo mi rubro, hablo por todos los que sufren esta pandemia”.

Su mirada es la de todos los rabajadores, lo hace desde su lugar, pero claramente puede adaptarse a cualquier profesión en medio de un engranaje que está trabado. Carlos termina diciendo “Lo que digo lo hago desde mi lugar, ¿qué más puedo agregar? También doy clases de indoor cycle, – mira resignado – más no me podía pasar, esperemos salir de esto con actitud de trabajo y el apoyo de toda la gente, porque eso es un fundamental, el llamado de nuestros clientes abriga al corazón”.